30 de septiembre - Mi último día

  Hoy me levanto algo más tarde, desayuno sobre las 9 de la mañana. Mi último día, hoy también iré a visitar a los pacientes de agudos, a las diez de la mañana hay la misa y aprovecharé para que los que quieran (y tengan permiso médico) vengan conmigo.

    Sólo tienen permiso tres hombres y cinco mujeres. Los acompaño a la eucaristia, para ellos és un buen momento para cambiar de aire y reflexionar de como están evolucionando en su internación. Hoy en la iglesia hay la primera comunión de dos chicos, los ha preparado el hermano Hector. La eucaristia acaba con la bendición de todos los asistentes que se acercan a recibir el agua bendecida.

   Después de la misa paso por Farmacos para ver si algun usuario quiere venir a Agudos a jugar al bingo. Hoy de nuevo he traido camisetas de deporte mías y poleras que compré en la cancha para tener premios atractivos después del éxito de ayer. Al bindo también se apuntan los dos licenciados, el de farmacos y el de agudos, el primero cantó un bingo donde su premio fué una camiseta de deporte, el resto de premios los recibieron los pacientes, hoy somos más de veinte que juegan y están atentos a mi labor de cantar números.

    Acabo a la hora del almuerzo, son más de las doce del mediodía, me despido de ellos, algunos quieren volver a contactarme por facebock, me agradecen el tiempo dedicado, yo les animo a retomar su vida una vez salgan del centro. Me alegra el tiempo vivido con ellos, me entristece el no poder dedicar más tiempo al apoyo a su realidad. La vida nos dá y nos quita, yo sabía que al llegar aquí tenia justo 28 días para estar entregandome a la bonita experiencia de ayudar a los demás. Unas veces organizando actividades, otras acompañando y mis mejores momentos escuchando y dandoles mi punto de vista.

    Hora del almuerzo con los hermanos en la casa, comida distendida donde confirmamos que por la noche iremos a cenar y agradecer la buena acogida que me han dado en este mes de septiembre.

    Después de comer voy a visitar a Virgen de Urcupiña en Quillacollo, La virgen se le paraeció en el siglo XVIII a la hija de una familia indigena. Seria cómo la Virgen de Fátima en portugal o la Virgen de Lourdes en Francia. Voy en una trufi hasta Quillacollo y allí cambio de trufi para que me lleve hasta el Santuario de la Virgen. Un lugar majestuoso que por la hora que es está desolado, no hay apenas diez o doce personas. Los puestos que venden velas y recuerdos religiosos están abiertos todavía. Compro unas velas para agradcer mi estancia y que mi regreso sea bueno. El santuario me recuerda al de la virgen de Fátima, en este caso está en lo alto de la montaña. Desde aquí puedo divisar toda la ciudad de y la cordillera detrás de la misma. Al bajar del santuario me encuentro una llama que camina tranquilamente, nos ignoramos mutuamente, pero no puedo evitar sacarle alguna foto y grabar un video.

   El regreso lo decido hacer a pie, me separan unos cuatro kilometros de la ciudad, una calle interminable me lleva al centro. Una calle que practicamente cada puerta es un lugar para comprar o tomar algo. Poco más de cuarenta minutos tardo en llegar, el mercado en la ciudad todavía esta vivo, compro algun que otro regalo y acercandome a las siete de la tarde voy en busca del trufi para volver a la casa. llego a tiempo de cambiarme para la cena. 

   Vamos al centro de Cochabamaba, un lugar donde ya estuvimosen otra ocasión para tomar unos ricos helados. Para cenar pedimos un Chicharron familiar que compartimos todos, una cerveza y lo acabamos con un buen helado. Nos dan practicamente las diez de la noche y es hora de volver. Decido retirarme a dormir y mañana madrugar para hacer la maleta. 

   Mi frase es es:
   Vive la vida intensamente, el tiempo viaja rápido cuando estás en paz.

















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