5 de septiembre - En las alturas


    Hoy me despierto con dolor de cabeza, me tomo un paracetamol pero no hace efecto. Me noto algo más cansado y el dolor de cabeza cada vez es mayor. Desayuno un mate de coca, es lo que me aconsejan, me retiro a descansar. Como veo que no se me pasa voy a ver a Aideé a enfermeria. Me toma la tensión y la baja la tengo un poco alta, es tema de la altura.

    En Cochabamaba estoy a 2400 metros de altura y yo vengo de nivel del mar. Esta claro que mi cuerpo pide adaptación. Me aconsejan que descanse, que esté tranquilo. Así hago y me retiro a la habitación. A media mañana me viene a buscar el hermano Luís con Aideé y la doctora Flores, me toman la tensión, que sigue alta, me recetan medicmanetos y dieta blanda. A descansar, parece ser que el tercer día es de descanso. 

    Despues de comer una buena siesta y por la tarde me toman la tensión que la tengo más correcta. Me aventuro a pasear por el barrio. Calles sin asfaltar, construcciones inacabadas y mucho transito en la avenida principal que me llevaría a Cochabamba. Trago polvo en mi primer paseo solitario, me siento en la única mesa que tiene delante una tienda en la que compro una cocacola. La tomo tranquilamente observando el ir ivenir de las gentes en una calle secundaría de Quillacollo. son momentos mágicos donde me enccanta la sensación de aburrirme mientras ordeno mis ideas y pienso en lo bonito que es la vida.

    Creo que las personas deberíamos de obligado cumplimiento alguna vez en nuestra vida dejar nuestra obra de teatro real y vivir otra obra de teatro que nos haga salir de nuestro confort. Ver otras realidades sería la asignatura donde el examen sería mirar a los demás, más que a nosotros mismos. Ahora recuerdo que cuando hice el camino de Santiago encontré un grupo de Japoneses que me explicaron que al acabar la carrera tenián que hacer un año de vivencias fuera de su entorno. Muchos elegian el camino de Santiago por la espiritualidad del mismo. 

    No puedo ver otras realidades si no salgo a vivirlas. Por ver las noticias o empatizar con los demás me me hace conocedor de otros problemas. Si vivo en otros entornos puedo apreciar mucho más otras realidades y relativizar de mis propios problemas. 

    Lo más bonito de vivir otra vida es que cuando la vives la puedes adaptar a tu día a día, por ejemplo haciendo un voluntariado allí donde vives. Lo que me gusta más de viajar y conocer realidades es que dando amor abres todas las puertas. Todos necesitamos ese amor y esa hospitalidad que no se aprende si no viajas por el mundo o cultivas unos valores en dar sin esperar nada a cambio.

   Me quedo con la magia de dar amor y ver como una mirada de miedo se conviete en esperanza.

Infusión milagrosa

Receta médica

Medicamentos contra el mareo y las aguas

Calle polvorienta con nativos

Tranquilidad absoluta

Información de las inversiones del estado

Vistas exteriores del Instituto psiquiatrico

Mi primer paseo solitario

Al otro lado de la calle el trafico es intenso.

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